Page 399 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Cuando  eso  ocurre,  estalla  la  algarabía.  Las


            sombras  se  revuelven,  chillan,  se  rebelan,


            tumultuosas y enervadas. Los hilachos negros que


            giran a su alrededor se estremecen, parecen crecer


            e hincharse por momentos, como la cola de un gato.


            A  Joe  le  llega  un  olor  a  tormenta:  el  aire  se


            electrifica.




            Animado  por  su  pequeña  victoria,  Joe  sigue


            disparando mientras Allen corre entre los huevos‐


            bolsa,  rasgándolos  a  su  paso.  La  hoja  teñida  de


            verde produce cortes limpios y eficaces, y las bolsas


            explotan  liberando  su  contenido,  más  luces  que


            abandonan  aturdidas  sus  prisiones  y  empiezan  a


            ascender  suavemente.  El  plan  de  Joe  está



            funcionando:  los  demonios  están  demasiado


            sorprendidos y atribulados. Se obsesionan con las


            almas escapadas y no se fijan en el hecho de que


            alguien está rompiendo los sacos.



            De pronto, un grupo de torbellinos irrumpe en la


            escena  y  arremete  contra  las  almas.  Son  formas


            terribles,  más  grandes  que  el  resto,  de  un  negro



            intenso,  insoportable  a  la  vista.  Auténticos


            campeones del horror, los archidemonios. Mirar su


            interior  es  como  asomarse  al  vacío  absoluto,  a  la


            completa  ausencia,  al  olvido,  a  la  muerte  de  las


            muertes.  Llegan  hasta  las  luces  y,  antes  de  que






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