Page 397 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Sin embargo, los bordes del corte se vuelven
rápidamente hacia fuera, como los labios de una
gigantesca vagina, y empiezan a supurar un líquido
transparente de olor penetrante.
Allen retrocede y Joe mira con manifiesta
curiosidad. No es lo que había esperado, y por unos
segundos siente que su plan se viene abajo.
Pero entonces ocurre. La bolsa‐huevo se desinfla
como un globo y estalla. Sus lados se abren como la
piel de un plátano y caen, rebotan brevemente y se
quedan lacios y muertos. Allen retrocede,
asqueado; el sonido es como el de dos toneladas de
pescado cayendo contra el suelo desde el remolque
de un camión. Un segundo más tarde, Allen lo ve:
es una luz brillante, idéntica a la que han visto unos
momentos antes y a la que Betsy intentó robar del
propio Joe. Escapa del huevo y se eleva en el aire,
centelleando; suavemente al principio, pero luego
con rapidez, como si volviese a la vida. A Joe se le
ilumina la cara. Levanta los brazos en señal de
triunfo y hasta lanza un pequeño grito de júbilo. La
luz, libre y mágica en su natural esplendor, les
insufla ánimos renovados.
De pronto, un estridente coro de chillidos explota
alrededor. Joe se agacha, superado por un acceso de
terror súbito; los gritos le traen vívidos recuerdos
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