Page 400 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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puedan escapar, las enganchan con sus apéndices


            terribles. Joe ya ha visto esa escena antes, y aun así,


            o  quizá  precisamente  por  eso,  siente  una


            pesadumbre infinita. Antes de que pueda disparar,


            la forma engulle la entidad luminosa y la quiebra,


            la deshace.



            Luego  dispara,  pero  apenas  se  convulsionan



            cuando  los  clavos  los  atraviesan,  como  un


            estómago que contiene alimentos en mal estado, sin


            que  pase  nada  más.  Al  advertirlo,  Joe  aprieta  los


            dientes.



            Pero la mayoría de las otras luces parecen a salvo.


            Vuelan  ahora  por  todas  partes,  describiendo


            círculos  alrededor  de  las  poderosas  columnas  de



            sangre,  sobre  y  bajo  las  plataformas  y  las


            abominables  formaciones  orgánicas  que  Joe  no


            puede  identificar.  Los  torbellinos  las  persiguen,


            pero  son  rápidas:  ejecutan  giros  repentinos,


            cambian de dirección y aceleran inesperadamente


            para esquivar a sus captores. Su único némesis son


            los  archidemonios:  cuando  una  de  ellas  pasa



            inadvertidamente al lado de alguno, este extiende


            una lengua negra con la que la atrapa y las devora.



            Ahí arriba hay una especie de batalla de almas.



            Joe  ha  disparado  mucho  ya  y,  cuando  está


            apretando el gatillo, piensa en ello. Ha destruido




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