Page 416 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Joe mira hacia arriba. La visión de todas aquellas
formas lo llena de un inesperado alivio. Sonríe. Se
dice que lo ha conseguido, que ha debido de acertar
en aquel órgano inmundo y que ha liberado a todas
aquellas almas, después de todo. Se pregunta si
podrán cruzar la brecha y regresar al lugar donde
pertenecen, y si pueden, ¿por qué no lo hacen?
Está considerando esos pensamientos cuando la
plataforma en la que se encuentra empieza a
ladearse. El crujido es espantoso, pero Joe no lo
escucha. Alarga la mano hacia la bolsa, ahora vacía,
y consigue agarrarse, pero el tejido está demasiado
blando y muerto y la bolsa se deshace ante sus ojos.
Joe grita, resbala torpemente y se acerca
peligrosamente al borde. La pistola de clavos pasa
junto a él y se cae por la repisa, desapareciendo de
su vista. Ahora ve cómo el archidemonio se lanza
hacia arriba, proyectando sus apéndices oscuros
que giran como aspas enloquecidas. Estos alcanzan
a su paso a muchas de las entidades de luz y las
desgarran con una rapidez aterradora. Su luz se
apaga, quizá para siempre, como la llama de una
vela.
—No… —dice, y al no escucharse, lo repite—. ¡NO!
Finalmente, el borde de la plataforma se parte bajo
su peso. Joe se precipita al vacío, repitiendo una y
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