Page 414 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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El  archidemonio  está  encima  de  él,  con  sus


            torbellinos extendidos rodeándolo, como si hubiera


            querido  abrazarlo.  Sin  embargo,  está  inmóvil,


            congelado; casi se diría que alguien ha pulsado un


            interruptor y ha cortado la corriente.



            Con  mucha  cautela,  Joe  mira  hacia  arriba.  Las


            entidades  de  luz  siguen  evolucionando  como



            polillas alrededor de una farola, pero las sombras


            se han detenido casi todas.



            Joe percibe todo eso y sabe que algo ha cambiado.


            ¿Lo ha conseguido? ¿Ha destruido el corazón? ¿Es


            eso?




            De pronto, un sonido acuoso llega hasta sus oídos.


            Llega desde lejos, ominoso y potente; suena como


            si  estuvieran  dejando  caer  bolsas  de  agua  en  el


            suelo  y  estas  estuvieran  explotando.  Se  pregunta


            qué es eso, y solo cuando gira la cabeza y ve lo que


            ocurre lo comprende.



            Son las bolsas huevo. Están abriéndose, por todas



            partes,  vomitando  el  líquido  transparente  que


            contenían. Al hacerlo, decenas de miles de almas


            atrapadas saltan a la libertad. El espectáculo es tan


            sorprendente  como  hermoso:  cada  una  de  las


            entidades arroja su pequeña luz sobre el entorno, y


            Joe  tiene  la  sensación  de  estar  viendo  un  cielo








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