Page 34 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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—Davidge… ¡Olas enormes seguir para siempre! ¡Para
siempre!
—¡Entra!
Ayudé al dracón a entrar y no esperé a que se apartara.
Me eché encima de Jerry y cerré la puerta justo cuando la
segunda ola nos alcanzaba. Noté que la cápsula se alzaba un
poco y resonaba al chocar con el saliente de una de las rocas.
—Davidge, ¿nosotros flotar?
—No. Las rocas nos sujetan. Estaremos bien en cuanto
las olas cesen.
—Tú moverte.
—Oh.
Me aparté del pecho de Jerry y me aseguré en un extremo
de la cápsula. Al cabo de un rato, la cápsula dejó de moverse
y el dracón y yo aguardamos la siguiente ola.
—¿Jerry?
—¿Ess?
—¿Qué ibas a decir antes?
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