Page 82 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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tendrás que conseguirlo tú mismo!



               Me volví y miré arriba, por encima de la entrada de la

        cueva.  El  cielo  estaba  oscureciéndose  y,  al  cabo  de  pocas


        horas, la noche velaría el paisaje. Me dirigí a la grieta del

        acantilado que conducía al bosque de arbolillos, por encima

        de la cueva.



               Me  puse  en  cuclillas  junto  a  la  tumba  del  dracón  y

        examiné las rocas que había puesto allí, ya unidas por una


        capa de hielo.



               —Jerry. ¿Qué voy a hacer?



               El dracón se sentó junto al  fuego. Los dos  cosíamos  y

        hablamos: —Mira, Jerry, todo esto…— Alcé el Talman. —

        Todo esto lo había escuchado ya. Esperaba algo distinto. —


        El  dracón  dejó  su  labor  sobre  su  regazo  y  me  contempló

        durante un instante. Luego movió la cabeza y prosiguió su

        tarea.



               —No eres una criatura demasiado profunda, Davidge.



               —¿Qué pretendes decir con eso?



               —Jerry tendió su mano de tres dedos.



               —Un universo, Davidge… Hay un universo ahí afuera,



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