Page 113 - El Jugador - Iain M. Banks
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había  ninguna  posibilidad  de  que  vieran  qué  cuentas

            había dentro de cada globo. Después el hombre y la chica


            cogieron un puñado de esferitas cada uno y las fueron

            esparciendo por la red. La partida había empezado.

                  La chica era muy buena. Gurgeh no tardó en quedar


            impresionado.  Olz  Hap  tenía  un  estilo  de  juego  muy

            impetuoso, pero su temeridad y su afición a correr riesgos

            pertenecían  a  la  variedad  astuta  y  osada,  no  a  la


            meramente  estúpida.  Aparte  de  eso  Olz  Hap  también

            tenía mucha suerte pero, naturalmente, hay varias clases

            de suerte. A veces podías oler la presencia de la suerte,

            darte  cuenta  de  que  todo  te  iba  bien  y  de  que  lo  más


            probable era que siguiese yéndote bien y sacar el máximo

            provecho  de  ello.  Si  las  cosas  seguían  así,  podías

            conseguir  beneficios  exorbitantes.  Si  la  suerte  se

            esfumaba... Bueno, entonces tenías que ser más cauteloso


            y confiar en la sabiduría tradicional del juego.

                  Aquella noche la chica tenía esa clase de suerte. Hizo

            las  conjeturas  correctas  sobre  las  piezas  de  Gurgeh  y


            capturó  varias  cuentas  importantes  no  muy  bien

            disfrazadas;  previo  movimientos  que  Gurgeh  había

            colocado  en  las  cuentas  de  Profecía  e  ignoró  todas  las


            trampas y fintas tentadoras que Gurgeh le puso delante.

                  Gurgeh  logró  resistir  y  fue  dando  con  defensas






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