Page 247 - El Jugador - Iain M. Banks
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acortarse o alargarse considerablemente.

                  Gurgeh descubrió que las piezas biotecnológicas eran


            un enigma incomprensible. Parecían vegetales tallados y

            pintados,  y  pesaban  en  sus  manos  como  animales

            muertos. Gurgeh las frotó y las estrujó hasta mancharse


            los dedos, las olisqueó y las miró fijamente, pero apenas

            estaban en el tablero las piezas empezaban a comportarse

            de  forma  imprevisible.  Las  piezas  que  Gurgeh  había


            creído  eran  el  equivalente  de  una  nave  de  guerra

            cambiaban  para  convertirse  en  carne  de  cañón,  y  los

            equivalentes  de  premisas  filosóficas  sólidamente

            protegidas en la retaguardia de su territorio se alteraban


            bruscamente  revelando  ser  piezas  de  observación

            concebidas para los terrenos altos o la primera línea del

            juego.

                  Cuatro  días  de  luchar  con  ellas  le  redujeron  a  la


            desesperación  y  empezó  a  pensar  seriamente  en  pedir

            que se le devolviera a Chiark sin más dilación. Haría una

            confesión  completa  ante  Contacto,  y  se  pondría  en  sus


            manos  con  la  esperanza  de  que  su  apuro  les  hiciera

            apiadarse de él y optaran por no anular la readmisión de

            Mawhrin‐Skel  o  reducirle  al  silencio  de  una  vez  para


            siempre.  Cualquier  cosa  sería  preferible  a  seguir  con

            aquella  charada  increíblemente  frustrante  que  estaba






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