Page 313 - El Jugador - Iain M. Banks
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un corcho y Za dio un salto hacia adelante‐‐. ¡Aja!
Cogió la bandeja con las jarritas y el sirviente recibió
otro trocito de papel. Za descorchó las dos jarritas y le
entregó una a Gurgeh. Za se llevó la jarrita a los labios,
cerró los ojos y tragó una honda bocanada de aire.
Murmuró algo ininteligible que parecía una especie de
cántico ritual y bebió sin abrir los ojos.
Cuando abrió los ojos vio que Gurgeh estaba inmóvil
con un codo apoyado en la rodilla y el mentón encima de
la mano observándole con cierta perplejidad.
‐‐Oye, cuando te reclutaron... ¿Ya eras así? ‐‐le
preguntó‐‐. ¿O es un efecto de tu estancia en el Imperio?
Za dejó escapar una ruidosa carcajada y alzó los ojos
hacia el techo adornado por un fresco gigantesco que
mostraba a un montón de embarcaciones librando una
batalla que ya tenía varios milenios de antigüedad.
‐‐¡Sí a las dos preguntas! ‐‐dijo Za sin dejar de reír.
Movió la cabeza señalando la jarrita de Gurgeh y su
expresión se alteró sutilmente. Za le lanzó una mirada
entre burlona y divertida, y el brillo de sagacidad que
iluminó sus pupilas ‐‐o que Gurgeh creyó detectar en
ellas‐‐ hizo que revisara su cálculo inicial sobre la edad de
Za añadiéndole unas cuantas décadas más.
‐‐Bueno, ¿vas a beberte eso o no? ‐‐preguntó Za‐‐.
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