Page 352 - El Jugador - Iain M. Banks
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materia  y  energía  tan  conspicuos  y  extravagantes  (el

            desperdicio  se  consideraba  poco  elegante).  Pero


            convencer al Imperio de que la Cultura era una sociedad

            ridícula que no representaba ninguna amenaza... ¿Cuánto

            podía valer eso?


                  Gurgeh  se  dio  la  vuelta,  activó  el  campo  flotador,

            ajustó su resistencia e intentó conciliar el sueño. Cambió

            varias veces de postura y volvió a alterar la resistencia,


            pero no lograba encontrar una postura cómoda y acabó

            desconectándolo.

                  Se  volvió  hacia  la  mesilla  de  noche  y  vio  el  débil

            resplandor del brazalete que le había dado Chamlis. Lo


            cogió y le fue dando vueltas entre sus dedos. El diminuto

            Orbital brillaba en la oscuridad iluminando sus dedos y

            las ropas de la cama. Gurgeh contempló la superficie del

            lado  diurno  y  los  remolinos  casi  microscópicos  de  los


            sistemas nubosos que flotaban sobre el azul del mar y el

            marrón de la tierra, y pensó que ya iba siendo hora de que

            escribiera a Chamlis para agradecerle su regalo.


                  Hasta entonces no se había dado cuenta de la elegante

            habilidad con que había sido concebida aquella pequeña

            joya. Gurgeh había dado por sentado que consistía en una


            simple imagen fija iluminada, pero era algo más que eso.

            Recordó el aspecto que tenía cuando lo vio por primera






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