Page 36 - El Jugador - Iain M. Banks
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                  Las gotas de lluvia se estrellaban contra las ventanas

            con un ruido que recordaba el chisporroteo de los leños


            que ardían en la chimenea. La vista desde la casa de Ikroh

            ‐‐la  pendiente  boscosa  que  bajaba  hasta  el  fiordo  y  las

            montañas  que  se  alzaban  al  otro  lado  de  él‐‐,  quedaba


            ligeramente distorsionada por los hilillos de agua que se

            deslizaban  sobre  los  cristales,  y  de  vez  en  cuando  un

            grupo de nubes bajas pasaba velozmente enredándose en

            las tórrelas y cúpulas del hogar de Gurgeh como si fueran


            hilachas de humo mezcladas con vapor de agua.

                  Yay Meristinoux cogió un enorme atizador de hierro

            labrado que colgaba junto a la chimenea, apoyó una bota

            en  las  complejas  tallas  de  las  piedras  que  servían  de


            marco a la chimenea y hundió la punta del atizador en

            uno  de  los  troncos  que  crujía  y  siseaban  mientras  se

            consumían  sobre  la  rejilla.  Un  chorro  de  chispas  salió


            disparado hacia arriba y se esfumó por la chimenea para

            reunirse con la lluvia que caía del cielo.

                  Chamlis  Amalk‐Ney  flotaba  cerca  de  la  ventana


            observando las nubes de un gris oscuro.

                  La  puerta  de  madera  que  había  en  un  rincón  de  la






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