Page 465 - El Jugador - Iain M. Banks
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iban a jugar y le sonrió. Últimamente se había encontrado

            practicando  aquel  gesto  facial  azadiano  de  forma  casi


            inconsciente y muy parecida a la de un bebé que intenta

            imitar las expresiones que ve en los rostros de los adultos

            que hay a su alrededor. En cuanto vio al sacerdote pensó


            que  era  el  momento  perfecto  para  utilizarla.  Sabía  que

            nunca  lograría  sonreír  como  un  auténtico  azadiano

            sencillamente  porque  la  estructura  de  su  rostro  no  era


            idéntica  a  la  del  suyo,  pero  podía  imitar  la  señal  lo

            bastante bien para que no cupiese ninguna duda sobre su

            naturaleza.

                  Pero, traducida o no, Gurgeh sabía cuál era el mensaje


            que transmitía la sonrisa. «¿Te acuerdas de mí? Ya te he

            vencido una vez y tengo muchas ganas de repetirlo.» Era

            una  sonrisa  de  autosatisfacción,  de  victoria  y  de

            superioridad. El sacerdote intentó sonreír devolviéndole


            la misma señal, pero no le salió demasiado convincente y

            la  sonrisa  no  tardó  en  desaparecer  para  convertirse  en

            una mueca de irritación. El sacerdote acabó desviando la


            mirada.

                  Los  otros  ocho  jugadores  habían  ganado  sus

            respectivas  rondas,  igual  que  Gurgeh.  Había  tres


            hombres  de  la  Flota  o  el  Almirantazgo,  un  coronel  del

            Ejército,  un  juez  y  los  tres  restantes  eran  burócratas.






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