Page 540 - El Jugador - Iain M. Banks
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‐‐Ah, Jernau Gurgeh... Está cometiendo un nuevo
exceso de modestia ‐‐dijo Olos y sonrió.
Hamin asintió y dio otra calada a su pipa.
‐‐Verá, señor Gurgeh, he oído decir que su «Cultura»
carece de reglas. Estoy seguro de que es una exageración,
pero debe haber una parte de verdad en ello, y me
imagino que nuestras leyes y la rigidez con que son
observadas debe... Bueno, supongo que nuestra sociedad
debe parecerle muy distinta a la suya.
»Tenemos muchas reglas y tratamos de vivir según las
leyes de Dios, el Juego y el Imperio. Pero una de las
ventajas de tener leyes es el considerable placer que se
puede obtener quebrantándolas. No somos niños, señor
Gurgeh. ‐‐Hamin movió la pipa señalando las mesas que
les rodeaban‐‐. Las reglas y las leyes existen por la única
razón de que nos gusta hacer todo aquello que prohíben,
pero basta con que la mayoría de personas obedezcan
esas prescripciones la mayor parte del tiempo para que
las leyes hayan cumplido su función. La obediencia ciega
significaría que somos... ¡Ja! ‐‐Hamin dejó escapar una
risita y señaló a la unidad con la pipa‐‐. ¡Significaría que
somos meros robots!
El zumbido de Flere‐Imsaho se hizo un poco más
fuerte, pero sólo durante unos segundos.
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