Page 555 - El Jugador - Iain M. Banks
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palabra más adecuada para definirlo).

                  El Imperio quería sobrevivir. Era como un animal, un


            organismo colosal y tremendamente poderoso que sólo

            permitiría vivir en su interior a ciertas células o virus y

            que destruiría a todos los demás de una forma totalmente


            automática e inconsciente. El mismo Hamin usó aquella

            analogía  cuando  comparó  a  los  revolucionarios  con  el

            cáncer. Gurgeh intentó replicar explicando que las células


            eran simplemente células, y que un organismo consciente

            formado  por  centenares  de  billones  de  células  ‐‐o  un

            artefacto consciente formado por capas de picocircuitos‐‐

            no  podía  compararse  con  unas  cuantas  células...,  pero


            Hamin  se  negó  a  escucharle.  Era  Gurgeh  quien  estaba

            equivocado, no él.

                  Gurgeh  pasó  el  resto  del  tiempo  paseando  por  el

            bosque o nadando en las calientes aguas de aquel mar que


            apenas tenía olas dignas de ese nombre. El ritmo lento y

            tranquilo  de  la  casa  de  Hamin  giraba  alrededor  de  las

            comidas,  y  Gurgeh  aprendió  el  arte  de  vestirse


            esmeradamente para asistir a ellas, consumirlas, hablar

            con  los  invitados  ‐‐que  siempre  estaban  sucediéndose

            unos a otros‐‐, y relajarse después con el vientre hinchado


            y  la  mente  agradablemente  confusa  siguiendo  las

            conversaciones  iniciadas  en  la  comida  mientras






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