Page 601 - El Jugador - Iain M. Banks
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se volvió hacia la partida no encontró nada remotamente
similar a esas emociones. Lo único que podía encontrar
en ella era la furia precisa y ordenada de un jugador que
manipulaba los tableros, las piezas, las cartas y las reglas
como si fuesen los controles de una máquina
omnipotente con la que estaba perfectamente
familiarizado.
«Otro cambio», pensó. El hombre había sufrido una
nueva alteración y se había internado un poquito más en
las entrañas del juego y la sociedad. Le habían advertido
de que aquello podía ocurrir. Una de las razones era que
Gurgeh empleaba continuamente el eáquico. Flere‐
Imsaho siempre había tenido sus dudas sobre el grado de
precisión con que se podía evaluar y definir la conducta
humana, pero le habían informado de que si un habitante
de la Cultura prescindía del marain durante un período
de tiempo bastante prolongado y utilizaba otro lenguaje
había muchas probabilidades de que cambiara. Actuaba
de una forma distinta y empezaba a pensar en ese
lenguaje, perdía la estructura interpretativa
cuidadosamente equilibrada del lenguaje de la Cultura y
olvidaba la sutileza de sus cambios de cadencia,
tonalidad y ritmo para sustituirlo por un instrumento que
casi siempre era mucho más tosco y menos preciso.
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