Page 598 - El Jugador - Iain M. Banks
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sólo saldrán para ser cazados. Por eso aullan así. Saben

            que las llamas se acercan y quieren escapar.


                  Gurgeh  no  dijo  nada.  Había  vuelto  la  cabeza  en  la

            dirección de la que llegaban los gritos casi inaudibles de

            aquellos animales condenados.


                  Flere‐Imsaho  esperó  en  silencio  durante  un  par  de

            minutos, pero el hombre no se movió y no le hizo ninguna

            pregunta  más.  La  máquina  acabó  apartándose  del


            parapeto para volver a las habitaciones de Gurgeh. Antes

            de cruzar el umbral que daba acceso al castillo giró sobre

            sí misma para contemplar al hombre que seguía inmóvil

            aferrando el parapeto de piedra al final del jardincito. El


            hombre estaba levemente encorvado con la cabeza hacia

            adelante,  y  no  movía  ni  un  músculo.  Ya  era  noche

            cerrada,  y  unos  ojos  humanos  no  habrían  podido

            distinguir aquella silueta que parecía una estatua.


                  La  unidad  vaciló  durante  unos  segundos  y  acabó

            desapareciendo en el interior de la fortaleza.

                  `


                  * * *

                    `

                  Gurgeh pensaba que el Azad no era la clase de juego


            en  el  que  se  podía  disfrutar  de  un  día  libre,  y  mucho

            menos  de  veinte.  Descubrir  que  sí  lo  era  fue  una  gran






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