Page 674 - El Jugador - Iain M. Banks
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indescifrable, y querían ver lo que sucedería en el último

            tablero.  El  Emperador  tenía  una  ventaja  considerable,


            pero todo el mundo sabía que ése era el tablero donde el

            alienígena había jugado mejor.

                  Gurgeh volvió a sumergirse en el juego como si fuese


            un anfibio que se lanza a sus aguas favoritas. Durante los

            primeros  movimientos  se  conformó  con  saborear  la

            deliciosa  sensación  de  volver  a  estar  en  su  elemento


            preferido  y  la  pura  alegría  del  enfrentamiento,

            deleitándose  con  el  mero  acto  de  poner  a  prueba  sus

            capacidades  y  recursos  y  la  maravillosa  tensión  de

            preparar las piezas y las zonas. Después concentró toda


            su  atención  en  algo  mucho  más  serio:  la  caza  y  la

            construcción,  la  creación,  el  establecer  conexiones,  el

            destruir y el desgarrar... la búsqueda y la destrucción del

            enemigo.


                  El tablero volvió a albergar la totalidad de la Cultura

            y el Imperio. El decorado fue una creación conjunta; un

            soberbio  y  letal  campo  de  batalla  esculpido  con  los


            materiales proporcionados por las creencias de Nicosar y

            Gurgeh. El tablero era una obra de arte insuperablemente

            delicada  y  hermosa,  la  más  perfecta  encarnación


            imaginable de la vida y el espíritu de un depredador. Era

            una imagen surgida de sus mentes; un holograma hecho






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