Page 675 - El Jugador - Iain M. Banks
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de  pura  coherencia  que  ardía  como  una  ola  de  fuego

            inmovilizada sobre el tablero, un mapa impecable de los


            paisajes del pensamiento y la fe que había dentro de sus

            cabezas.

                  Gurgeh dio comienzo al lento movimiento que traería


            la derrota y la victoria unidas sin ni tan siquiera darse

            cuenta  de  lo  que  hacía.  Los  tableros  del  Azad  jamás

            habían visto nada tan sutil, complejo y hermoso. Gurgeh


            creía que así era. No tardó en estar seguro de ello, y supo

            que  acabaría  convirtiendo  aquel  movimiento  en  una

            verdad irrefutable.

                  Y la partida siguió.


                  Descansos,  días,  noches,  conversaciones,  comidas...

            Todo aquello aparecía y se esfumaba en otra dimensión,

            todo era un objeto de un solo color, una imagen plana y

            granulosa. Gurgeh estaba en otro lugar. Otra dimensión,


            otra  imagen...  Su  cráneo  era  un  espacio  vacío  que

            albergaba  otro  tablero,  y  su  yo  exterior  había  quedado

            reducido a una pieza más que debía ser desplazada de un


            lugar a otro.

                  No hablaba con Nicosar, pero los dos conversaban y

            llevaban  a  cabo  el  intercambio  de  emociones  y


            sentimientos  de  la  textura  más  delicada  imaginable  a

            través de aquellas piezas que movían y que les movían a






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