Page 697 - El Jugador - Iain M. Banks
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‐‐Vaya, así que por fin te estás volviendo precavido...

            Muy bien.


                  Gurgeh  se  fue  a  la  cama,  pero  no  logró  conciliar  el

            sueño.  Yació  mucho  rato  inmóvil  en  la  oscuridad

            escuchando el rugir del viento.


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                  El  ápice  permaneció  en  lo  alto  de  la  torre  durante

            varias horas observando el horizonte. Parecía incapaz de


            apartarse  del  parapeto  de  piedra,  como  si  se  hubiera

            convertido en una estatua o  como si  fuera un arbolillo

            negro y blanco que había brotado de una semilla errante.

            El viento que llegaba del este se fue haciendo más frío y


            tiró  de  las  oscuras  ropas  de  la  figura  inmóvil,  aulló

            alrededor del castillo inundado de luces y se abrió paso

            por entre el dosel de arbustos cenicientos sacudiéndolo


            con un ruido que hacía pensar en el ir y venir de las olas.

                  El amanecer llegó poco a poco. Empezó iluminando

            las nubes y fue tiñendo el este con sus matices dorados.


            La negrura del oeste y la cinta de tierra que brillaba con

            un  resplandor  rojizo  se  encendieron  con  un  repentino






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