Page 114 - La Nave - Tomas Salvador
P. 114

bastó que una mano apretara un botón para que nuestra


            Nave saltara a los espacios, el hombre sigue siendo en ella


            la desdichada criatura que siempre ha poblado el Valle de


            Lágrimas.  Necesitamos  a  Dios  como  todos  los


            desgraciados. Es inalterable norma humana olvidarse de



            Dios en la soberbia y buscarle en la hora del Dolor.


               Esta  frase,  que  no  puedo  olvidar,  me  ha


            encadenado  a  otras  similares,  todas  ellas



            mencionando a Dios. Y han revivido en mí extrañas


            apetencias,  sueños  no  soñados,  lejanas  ternuras.


            Quizá  debiera  dejar  a  un  lado  tantos  detalles


            técnicos  como  voy  explayando  y  hablar  un  poco


            más del Dios de los hombres.



               Pero  estoy  muy  cansado,  y  hablar  de  Dios  es


            doloroso y difícil a la vez. Otro día. Quizá mañana...








                                                G‐XXIII: 10000



               Yo, Shim, hijo de Kanti y Torna, nacido en la Nave,


            ella  debido,  me  acuso  de  haber  abandonado  mis


            deberes.  Hace  casi  cien  días  que  no  hago


            anotaciones. Me refiero a mi deber de inscriptor, el


            que  me  obliga  a  decir  lo  que  en  ella  sucede.  Me


            disculpa el enorme proceso de asimilación que he


            debido  recorrer  y  que,  por  lo  menos  en  parte,  ha


            minimizado  lo  que  en  torno  mío  ocurría.  Hace


            doscientos,  trescientos  días,  me  hubiera  parecido



            trascendental la muerte de un guardián kros a mano

                                                                                                           114
   109   110   111   112   113   114   115   116   117   118   119