Page 119 - La Nave - Tomas Salvador
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del Desengaño los sacerdotes fueron arrollados. Eso
parece indicar que los sacerdotes no tenían armas,
no eran una fuerza propiamente dicha. ¿De dónde,
entonces, les venía la autoridad? Creo comprender.
Era una autoridad espiritual, de las que se ofrecen
con su gesto al ejemplo ajeno. Por otra parte, el
cronista le llama «padre». ¿Debo entender una
paternidad humana? No; no puede ser... Debía ser
un acatamiento tácito de una paternidad espiritual,
pero expresada con amor humano. ¿Qué hacen los
hombres cuando quieren y admiran a una persona
venerable? Lo quieren como a un padre.
Tengo, pues, los siguientes elementos: sacerdote,
ministro del Dios sin nombre, padre, carácter
sagrado e irremplazable, autoridad espiritual,
aplicados a algunas personas.
Lo primero prejuzga la existencia de un rito o
ceremonia a realizar precisamente por dicha
persona. ¿Objeto de la ceremonia? No lo sé; pero es
fácil adivinar que debía de ser para pedir favores o
pedir clemencia.
Lo segundo es de más amplio carácter; el
sacerdote lo es en el rito; «ministro» quiere indicar
una relación que perdura fuera de la ceremonia, a
modo de embajador entre los hombres. Lo segundo,
entiendo, no está reñido con lo primero.
Lo tercero, «padre», es un apelativo cariñoso;
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