Page 192 - La Nave - Tomas Salvador
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Los panatropos sabían que el hombre de la Tierra,


            incluso dentro de la Nave, no podría sobrevivir a las


            radiaciones  espaciales,  por  lo  menos,  los  más


            expuestos a ellas, los que por sus cargos o funciones


            estaban condenados a habitar la parte más expuesta



            de la Nave. Los mutaron, es decir, los prepararon de


            modo que los rayos ultravioleta, los descubiertos en


            el espectro de las estrellas, no los mataran, sino que


            los  desfiguraran.  Y  así  sucedió,  a  partir  de  la


            segunda o tercera generación. Nacieron los kros, de


            piel gruesa y negra, labios abultados, sin vello, sin


            fuerza  muscular;  pero  de  amplio  tórax  y  fuerte


            mentalidad. Eran pocos: un centenar; pero se fueron


            cruzando, a medida que la conciencia del largo viaje



            o  estancia  eterna  se  iba  apoderando  de  las


            conciencias. Eso es todo.



               —¿Y los wit?


               —Los  wit  son  los  blancos  primitivos,  los  que



            viviían  en  las  cuevas,  en  las  terrazas  y  cámaras


            interiores,  trabajadores  especializados,  pero  no


            sabios, colonos o técnicos para ser usados «después


            de llegar». Los wit se han conservado como eran los


            antepasados, porque hubo un tiempo —sin tiempo,


            sin  memoria—  en  que  los  kros  dijeron:  «Somos


            bastantes.» Y fueron obligados a permanecer en sus



            cuevas.  Y  ahora,  padres  de  las  familias,  estoy


            cansado de tanto hablar.




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