Page 196 - La Nave - Tomas Salvador
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necesaria.  Tenemos  tesoros,  verdaderos  tesoros


            para  un  hombre  curioso.  Tú,  que  leíste  el  Libro,


            podrías comprender nuestros tesoros.



               Mientras  discutían  entre  sí  lo  que  le  habían


            ofrecido sus familias, mientras sentía que sus ojos se


            humedecían  de  emoción  por  la  ternura  brusca  y


            regañona que le ofrecían, una mano más le asió para


            llamar su atención.



               —¿De qué le valen sus tesoros a Elio? ¿De qué sus



            símbolos a Ylus? ¿De qué sus mujeres bailantes a


            Brisco? ¿De qué sus cuidados a los muertos a Mons?


            ¿De qué la luz a Luxi? ¿De qué sus curanderos a


            Hipo?  Yo  te  lo  diré:  de  nada.  El  pueblo  wit  está


            escarnecido y humillado, condenado a vivir en las


            cuevas inmundas aplastadas por suelos y suelos de


            metal,  sin  aire  casi  para  respirar,  sin  derechos


            humanos. Mi familia es familia de soldados. Yo te


            ofrezco la venganza. Te ofrezco conquistar la parte



            de  arriba,  llevar  el  pueblo  wit  al  Fórum  y  los


            ventanales del espacio, y a ti a la cámara del Libro


            otra  vez.  Me  llamo  Kalr,  y  mi  familia  es  recia  y


            valiente.  Ven  con  nosotros.  Nosotros  «sí»  que


            tenemos conciencia de hombres.



               El discurso lo cortó Ylus, seguido de los restantes


            padres  de  las  familias,  que  se  interpuso  entre  los


            dos.



               —¡No  escuches  a  Kalr!  Está  lleno  de  pasión  y



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