Page 326 - La Nave - Tomas Salvador
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risa; al que no sea por joven alocado, ni por


            anciano


            inmóvil; al que no inspire recelo al poderoso,


            confianza al humilde, envidia al temeroso;


            al que traiga la palabra de los tiempos perdidos



            y un nuevo y fresco aliento al aire que nos llena.


            Continuará la vida y las familias han de unirse,


            ahora, no más tarde, cuando la unidora sea la más


            fuerte bajo el peso de las armas. Las familias


            han de unirse siendo iguales, cuando es tiempo


            todavía para evitar la querella. Éste es Shim,


            el esperado. Llegó en las sombras, con las manos


            quebradas y tan débil que un niño lo venciera.


            Tenía miedo; no sabía quiénes éramos nosotros,



            pero estaba destinado por la generaciones y era


            prudente y justo, iluminado y curioso. Me dijo


            cosas nobles que me hicieron amarle y a las otras


            familias les dio palabras justas al alma de su


            oficio: consejos al guerrero, a Hipo normas suaves,


            y al viejo Luxi un don que lo tiene enfebrecido.


            Y nosotros, los que nunca obedecimos, cuando



            Shim


            habla, soñamos, y cuando teme, tememos. Y para


            que


            no falten los signos de la sangre, es el amado


            de Sad, mi hija. Y digo: «¡Hagámosle Navarca!»



               Así dijo, y calló, y Kalr, impetuoso, a su lado





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