Page 373 - La Nave - Tomas Salvador
P. 373

No lo sabremos nosotros, ni quizá nuestros hijos;


            pero el hombre no rinde jamás su voluntad.


            Algún día, esa estrella, o un mundo, o la Tierra,


            se acercará a nosotros. Se abrirán las compuertas


            y el largo viaje habrá terminado. Soñad conmigo.



            Soñad frente al espacio. Soñad que recobramos


            el mando de la Nave, que un ritmo de venturas


            cadencia nuestro andar. O si queréis, mejor,


            callad. Callad y ved conmigo los mundos del


            espacio.







                            13. EL DISCURSO EN EL FÓRUM



               La luz de los antiguos iluminaba esplendores,



            crecían plantas y flores en sus jaulas de cristal,


            y un coro de muchachitas con su cántico rompía


            la constante melodía del susurrante metal.


            Era la llamada Fórum. La misma plaza do Faro


            yaciera en su triste muerte. Siendo breve, mucho


            mayor parecía; siendo grande, pequeña lo parecía:


            era una hermosa morada, suma de la proporción,


            donde el pueblo se juntaba en una masa apagada,


            de tranquilos ademanes y lengua extraña sin voz,



            cual remedo de nuestras mismas palabras.



               Y esperaban los ancianos importantes, los sabios,


            los guardianes. Esperaban al Navarca, de su raza,


            convertido en Señor de los albinos, cantor de


            extrañas


                                                                                                           373
   368   369   370   371   372   373   374   375   376   377   378