Page 372 - La Nave - Tomas Salvador
P. 372

cesaron en su luz. Rodaron las tinieblas por la


            callada estancia. A poco, un grito de sorpresa


            corrió de boca en boca: los grandes ventanales


            parecían un negro terciopelo sembrado de


            fulgores.



            ¡Se veía más allá de la Nave! ¡Existían estrellas!


            Y la Nave estaba siendo apenas un sombra lanzada


            por el hombre camino de los puntos brillantes


            del espacio. Y una estrella brillaba por encima


            de todas. Una estrella no más grande que un dedo,


            pero con una luz difusa que recortaba enteras


            las siluetas de todos los humanos testigos.



               —Verdaderamente tú eres, Shim, el mensajero


            del Señor de los Símbolos. Lo dijo: «Se anunciará


            con la Gran Luz y la Luz lo llevará. Será



            un hombre diferente, que morirá por salvarnos.»


            Y tengo miedo, Shim. Vuelve al pasado, déjanos


            solos.



               Hablaba Ylus, el padre de los Símbolos,


            de emociones transido. Y dijo Shim Navarca:



               —Es preciso que el destino se cumpla. A vosotros


            os digo que ésta es la verdad. Lo que el Libro


            cantó para vosotros, las estrellas repiten:


            la Nave es solamente una morada humana camino


            de esas luces, llamadas «las estrellas». La Nave


            es una máquina perdida en el espacio. ¿Para


            siempre?




                                                                                                           372
   367   368   369   370   371   372   373   374   375   376   377