Page 368 - La Nave - Tomas Salvador
P. 368

No es posible resistir su mirada, y es vano


            discutir su palabra. Nos trajo cosas grandes


            a cambio de las nuestras, sencillas como el mismo


            deseo de vivir. Tiene prisa. Ignoro lo que teme.


            Dejadle hacer. Es todo amor y no puede hacer



            daño.


               Dijo Ylus, y calló, respondiéndole un anciano:



               —No tememos a Shim, ¡oh padre de familias!,


            tememos



            la desgracia de los que siendo nobles quieren


            andar aprisa. Más daño hace un amante que un


            insano


            violento. Pensad vosotros mismos: ¿os unirá su


            amor


            durante mucho tiempo? ¿Seréis fieles mañana?



               Dijo, y calló, esperando respuesta. Pero antes


            de que Ylus hablara, volvió el Navarca y dijo:



               —Déjame responder. Os digo que alguno que me


            ama


            me matará algún día no lejos de este instante.



               Calló después de las palabras, y con tristeza


            oyó los dichos de protesta. Todos negaron y dieron


            palabra de lealtad. Y eran ciertas, menos una...



               —No importa; olvidad lo que dije y escuchadme


            de nuevo. Será breve el discurso. ¿Entendéis


            por qué he querido volver hogaño al Libro? Deseo



            volver a los comienzos, al: tiempo en que venía

                                                                                                           368
   363   364   365   366   367   368   369   370   371   372   373