Page 384 - La Nave - Tomas Salvador
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vestido.



               —Perdona mis palabras. Estaba bromeando,


            Ylus.



               A las puertas del Ring los wit eran centenas,


            pero de Kalr los fíeles impedían la entrada.


            Pasaron los ancianos, y algunos portadores


            con luces encendidas. Los kros de la embajada,


             subidos al estrado, aguardaban severos y callados.


            Saludaron a Shim a la manera suya, mejilla con



            mejilla, las manos sobre el hombro. Y dijeron:


               —Aquí estamos, trayéndote el discurso del


            pueblo



            superior. Más sencillo que el tuyo, pero igual


            de sincero. Las palabras son pocas: queremos


            vuestra unión. Borremos las fronteras y...



               Dijo, pero Shim interrumpió con ademán suave:



               —Espera, Aro. Sentaos y esperad un instante


            hasta que puedan conoceros los padres de


            nosotros,


            los jefes de las tribus. Éstos son. Ellos soy,


            soy de ellos. En su nombre y familia estoy


            siendo Navarca. Son el todo de mi parte y razón.



               Dijo, y calló, indicando su asiento a todos


            los varones; los wit al lado izquierdo, enfrente


            el grupo kros, quedando Shim en medio, erguido


            y esperando la razón del discurso aludido.






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