Page 383 - La Nave - Tomas Salvador
P. 383

al Navarca dormido. Así lo pidió a Ylus, su padre,


            que con los ancianos de las siete familias vino


            en busca de Shim, con la noticia nueva. Dijo Sad:



               —Despierta, Shim. Han acabado estos días


            hermosos.


            Los kros han enviado para ti su embajada y


            esperan;


            ve, amado. Sin llorar te esperaré. Sólo lamento



            que tan pronto vinieran. Apenas un suspiro he


            tomado


            de ti, apenas un instante ha durado la tregua.



               Despejó Shim los sentidos, y sin palabras


            tomó el cuerpo de la amada, para que la caricia


            no tuviera distancias. La besó suavemente


            y salió luego al encuentro del grupo que esperaba.



               —Los dejamos en el Ring. Son los ancianos.


            No viene guardián ninguno. Temo un engaño.



               Dijo Kalr, hombre al fin de aventuras y guerras:



               —No pienses mal. La desconfianza es una planta


            que crece demasiado. Vayamos a su encuentro.


            ¡Ah, prudentes varones; lleváis hermosos vestidos!


            ¿Estaréis decayendo, lo mismo que los negros?



               —Te digo lo que dices, Shim. No pienses maL


            Lo hacemos para honrarte. Eres nuestro Navarca.


            Y en nombre de nosotros tú llevas la unidad.



               Dijo Ylus, un poco avergonzado de su rojo





                                                                                                           383
   378   379   380   381   382   383   384   385   386   387   388