Page 46 - La Nave - Tomas Salvador
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rellenos de signos. Y comprendo que si todo se
fuera acumulando en un solo Libro, éste habría de
ser enorme, sin posible manejo por un Hombre de
Letras.
La consecuencia es sencilla: el Libro está repartido
en distintos cuerpos para su más fácil manejo. Pero
ello no lo es todo: la inteligencia me dice (mis ideas
me están fatigando) que no se desarrolla un arte tan
hermoso y difícil como el de leer y escribir si
únicamente existiera un Libro, oculto además.
¡Debe‐haber‐otros‐libros‐no‐sagrados‐para‐
escribir‐o‐para‐leer! Incluso, ahora que recuerdo,
algunos de los cuadros llamados Símbolos,
representan cámaras al fondo de las cuales se
observan volúmenes vagamente parecidos a estos
del Libro; están colocados unos junto a otros, y son
muchos, en forma simétrica, colocados en huecos de
la pared. Y más todavía: en la Nave, en casi todas
las cámaras, y especialmente en la del Ajedrez,
existen huecos o armarios sin puertas, poco
profundos y demasiado pequeños. Pero están
vacíos. Nadie recuerda siquiera que en ellos hubiera
nada. Esto es inadmisible en una nave en que está
aprovechado hasta el mínimo palmo, donde nada se
pierde, donde hasta los que mueren son
aprovechados y revertidos, porque así lo exige la
Ley.
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