Page 41 - La Nave - Tomas Salvador
P. 41

y  costumbres  que  señalan  el  Primer  Paso,  o  el


            Primer  Salto,  o  el  Primer  Hijo,  porque  son


            costumbres de sobra conocidas, incluso también en


            decadencia; pero sí debo señalar hasta qué punto


            dependemos  de  nosotros  mismos  para  hallar  esa



            vaga abstracción llamada tiempo.


               ¿Tiempo?  Con  sorpresa,  quizás  amargura,  lo


            reconozco. ¿Por qué nos debe preocupar el tiempo?



            ¿Nos sirve para algo? Todos, absolutamente todos


            los instantes de nuestra vida son iguales. Si es cierto


            que  se  tiene  lo  que  se  necesita,  ¿qué  necesidad


            tenemos nosotros de medir el tiempo? Nunca había


            meditado  sobre  ello,  pues  igual  que  todos  había


            aceptado  lo  inevitable,  y  había  hecho  lo  que  era


            razón de hacer y era lógico que hiciera. Después de



            cada sueño, de cada alimentación, todo se repetía, y


            se repite. He sido yo el que se ha evadido, o intento


            hacerlo, de la inercia de los instantes repetidos. Me


            confunde  y  enorgullece  este  no  saber  qué  hacer,


            pero  sabiéndome  libre  para  empezar  o  terminar


            cuando quiera. Aquí, en la cámara del Libro, estoy


            viviendo otra vida. Cuando la abandone, la Nave


            me acogerá con toda su potencia; tomaré el mismo


            alimento, me alumbrará la misma luz, escucharé el



            mismo ruido y veré las mismas cosas en el mismo


            sitio colocadas...



               ¿El  tiempo...?  ¿Debo  intentar  comprenderlo?




                                                                                                            41
   36   37   38   39   40   41   42   43   44   45   46