Page 54 - La Nave - Tomas Salvador
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respiro el aire de la Nave. La Nave es nuestra cuna


            y nuestro pulmón; lo es todo. Nosotros no somos


            nada, ni siquiera sabemos lo que somos. La Nave


            tiene un enorme corazón, siempre latiendo; la Nave


            nos alimenta y da calor; la Nave nos ampara contra



            el  terror  de  la  noche;  la  Nave  tiene  una  Ley  que


            nosotros seguimos. Tal es la Nave, y yo, Shim, hijo


            de  Karin  y  Torna,  apenas  soy  una  parte


            insignificante de ella. Fuera de la Nave es imposible


            vivir, y nada hay, fuera de ella, que nos obligue a


            vivir.



               Me  he  levantado  para  dejar  que  se  serenen  mis


            ideas. Si, ciertamente, amo, estoy amando a la Nave.


            No  es  lícito  que  sienta  otro  amor,  y  en  él  deben


            refugiarse mis caudales afectivos. Debo serenarme.



            Debo justificarme ante la Nave, como una pieza que


            quizá no cumple su destino. Me siento diferente a


            mis hermanos de raza, porque estoy aislado, porque


            estoy dudando, porque estoy temiendo. Tengo, sin


            embargo, un objeto poderoso entre mis manos: el


            Libro. Soy el XXIII Hombre de Letras que ha tenido


            el Libro entre sus manos. El Libro; siempre vuelvo


            al Libro como resumen de la Nave.



               ¡Si  por  lo  menos  comprendiera  por  qué  no  hay


            libros  en  la  Nave...!  ¡Si  comprendiera  por  qué  no



            podemos  medir  el  tiempo  mecánicamente...!


            ¿Cuántos ciclos lleva luciendo esta luz que ilumina




                                                                                                            54
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