Page 234 - Triton - Samuel R. Delany
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Bron corrió tras ella, agitando también la suya.
Por el rabillo del ojo vio que Windy había
abandonado la rueda y daba lentas volteretas (las uñas
de sus manos y pies eran iridiscentes y de muchos
colores) por entre los de las antorchas.
La punta de la pértiga de la Púa entró en erupción en
una cascada de chispas azules. Alzó la vista: la suya era
una catarata de oro.
Entonces, más allá del oro, vio el arco del trapecio
descender hacia ellos. (¿A qué altura estaba el techo allí?)
Había dos figuras en él. Una era la mujer, ahora con ropa
normal de calle, que había llevado espejos en los dedos
de los pies la última vez que la había visto. La otra era
más joven, más alta, con pelo oscuro (descendieron hasta
menos de dos metros de las resplandecientes puntas de
las pértigas, luego volvieron a alzarse); sus rasgos, de
tipo oceánico terrestre, reflejaron sorpresa mientras se
inclinaba hacia atrás y se sumergía ascendiendo en la
oscuridad.
...y regresaba oscilando hacia atrás, con las perneras
de los pantalones y el pelo azotando. El canto cambió de
clave y de timbre.
Primero pensó que la canción se descomponía en una
polifonía. Pero todo el mundo estaba simplemente
cantando a su aire.
Encima de ellos, las dos mujeres se balanceaban.
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