Page 35 - Triton - Samuel R. Delany
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En la estrecha vía, con paredes grises a ambos lados
(bajo el negro techo), ella le miró y meditó.
—Al menos, siempre ha sido así para mí. Un nuevo
amigo, e invariablemente tienes una cita u otro amigo en
alguna calle donde nunca has estado antes. Esto hace que
la ciudad... cobre vida.
La nueva sonrisa de ella era ligeramente burlona.
—Hubiera creído que para alguien como tú todos los
lugares en la ciudad parecían vivos —y se volvió hacia
otra callejuela aún más estrecha.
Él miró los brillantes números rojos (por el n‐r) de las
coordenadas de la calle en la pared mientras la seguía.
Luego el pensamiento: Pero, ¿por qué la estoy
siguiendo?, lo abrumó. Para alejarlo, la alcanzó.
El joven al que Bron apenas había visto abandonar la
arcada antes que él se volvió bruscamente de espaldas a
ellos, se agachó, luego saltó, agitando los brazos, y el
cabello, hacia arriba y hacia fuera; sus pies ‐unos
calcetines rojos llamearon entre deshilachadas perneras
y zapatos a franjas‐ giraron en el aire en persecución de
sus manos: el cobrizo cabello barrió el suelo. Luego
estuvo de nuevo en pie. Luego otra voltereta. Luego otra.
Luego saltó, girando sobre sí mismo, con los brazos
extendidos para una breve reverencia. Sin camisa, con los
pantalones muy gastados, jadeando un poco, el pelo
colgando sobre sus hombros y enredándose ante su
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