Page 479 - Triton - Samuel R. Delany
P. 479
menor.
—Señora Helstrom, aquí somos consejeros..., no
jueces. Suponemos que tiene usted sus razones, y que las
ha meditado lógicamente a su propia satisfacción. Yo
sólo poseo información, en su mayor parte biológica: si
esto encaja con sus razones, estupendo. Si le hace sentirse
insegura al respecto, entonces es necesario que se tome
tanto tiempo como precise para reconsiderar su decisión:
cinco minutos, cinco días, cinco años..., si cree que son
necesarios.
—El hombre se inclinó bruscamente hacia delante—.
Señora Helstrom, sería completamente fatuo por mi
parte pretender que no soy consciente de que, incluso en
esta época, una decisión como la que usted ha tomado
puede causar una cierta consternación en sus colegas
cooperativos, si no comunales. Es difícil no descubrir que
esta consternación es trastornante..., sin mencionar esas
actitudes sociales sin nombre que uno ha internalizado
durante una menos iluminada juventud en un mundo
con una cultura diferente, y que son, muy a menudo, las
mismas actitudes de insatisfacción que lo impulsan a uno
a tomar la decisión a la que nos enfrentamos ahora. Y,
aunque poseemos nuestro compromiso emocional para
sostenernos, esos prejuicios externos nos asaltan pese a
todo, presentándose invariablemente con el disfraz de la
lógica. Déjeme intentar ofrecerle un poco de apoyo,
478

