Page 513 - Triton - Samuel R. Delany
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brazos y piernas—, uno pensaría que confinarían ese tipo
de cosas al sector no restringido. Quiero decir: para eso
lo tenemos, ¿no?
Una mujer al otro lado de él (al parecer no con él) dijo
irritada:
—Simplemente piense en ello como teatro.
Bron miró. El disco que llevaba el hombre en torno a
su frente cortaba el perfil de la mujer a la altura de la
nariz. El hombre siguió avanzando entre ellos dos; Bron
se detuvo de pronto, contuvo el aliento, miró.
La Púa le devolvió la mirada, frunció el ceño, empezó
a decir algo, apartó los ojos, volvió a mirarle, frunció de
nuevo el ceño; luego, una sonrisa educadamente
azarada:
—Lo siento, por un momento me recordó usted a un
hombre que... —Frunció de nuevo el ceño—. ¿Bron?
—Hola... —dijo Bron en voz muy baja, porque su
garganta se había vuelto terriblemente seca; su corazón
latía lo suficientemente lento y fuerte como para hacer
que todo su cuerpo temblara sobre sus sandalias—. Hola,
Púa..., ¿cómo estás...?
—¿Cómo estás tu? —respondió la Púa—. ¡Bueno,
esto, ciertamente —parpadeó en dirección a Bron— es
una sorpresa!
Hubo un creciente sisear de aire.
—Oh —dijo la Púa—. ¡Ahí viene mi transporte!
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