Page 54 - Triton - Samuel R. Delany
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nuevo en el mazo.
—Lawrence, el asunto es que, aunque él no fuera
miembro de su compañía..., quiero decir, había una
mujer miembro de la secta que definitivamente estaba
con ellos, a menos que eso también fuera un subterfugio.
Era como si, de repente, yo no pudiera confiar en nada...
Lawrence abrió el cajón del otro lado de la caja y tomó
un puñado de las pequeñas pantallas, transparentes y de
espejo (algunas grabadas con las mismas constelaciones
alienígenas, algunas con otras distintas), las colocó de pie
al lado del tablero, luego sacó las piezas del juego:
soldados de infantería y de caballería tallados,
campamentos militares en miniatura; y, de aquel mismo
cajón, dos ciudades también en miniatura, con sus
pequeñas calles, plazas y mercados: colocó una de ésas
en su lugar en las montañas, la segunda junto a la orilla.
—No sé por qué te preocupas tanto en diseccionar
todo esto —Lawrence tomó un soldado rojo de
infantería, uno verde, se echó hacia atrás en su silla, se
llevó las piezas a la espalda—, cuando me parece que
todo lo que te ha ocurrido es que, en un día que de otro
modo hubiera sido más bien aburrido, has
experimentado lo que, por la forma en que lo describes,
puede considerarse como algo parecido a una
experiencia estética. —(Bron pensó que los viejos de
setenta y cuatro años deberían o bien de someterse a
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