Page 56 - Triton - Samuel R. Delany
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—Ésos son los tuyos —dijo Lawrence.
Bron tomó la pieza, adelantó la mano hacia el otro
lado de la caja y empezó a coger las piezas rojas del
terciopelo verde del cajón. Se detuvo con la pieza
llamada la Bestia entre el índice y el pulgar, la miró: la
voluminosa figura en miniatura, con sus garras de metal
y sus ojos de plástico, no era particularmente silenciosa:
durante algunas jugadas, la rejilla del altavoz a un lado
del cajón del cubilete de los dados dejaba oír el rugir de
la criatura, junto con los gritos aterrorizados de sus
atacantes. Bron le dio vueltas entre sus dedos,
meditando, sonriendo, preguntándose qué otra cosa
podía decirle a Lawrence además de «sí»...
—Freddie —dijo Lawrence al muchacho de diez años,
igualmente desnudo, que se había acercado a la mesa
para mirar (su cabeza estaba afeitada; sus ojos eran
azules, muy abiertos; llevaba una miríada de anillos con
brillantes gemas, tres, cuatro, cinco en un solo dedo; y se
estaba chupando las de las dos primeras falanges; la piel
a un lado de su boca brillaba con saliva)—, ¿qué estás
mirando?
—Eso —dijo Freddie en torno a sus nudillos, con un
gesto de la cabeza hacia el tablero.
—¿Por qué vosotros, los chicos, no vais a una hermosa
coop mixta, donde podréis encontrar a otros chicos y,
quizá, otra gente que se ocupe de vosotros?
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