Page 1006 - Anatema - Neal Stephenson
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Arsibalt había estado picando algún vegetal: paró y
abandonó el cuchillo.
—Los loritas somos siempre un incordio —dijo Moyra—
, porque señalamos que esta o aquella idea ya se le ocurrió
a alguien hace mucho tiempo. Pero creo que tendremos
que expandir la esfera para incluir la pluralidad de
mundos y decir: «Lo lamento profundamente, fra
Lodoghir, ¡pero esa idea tuya ya se le ocurrió a un
monstruo de ojos saltones del planeta Zarzax hace diez
millones de años!»
Risas en la mesa.
—¡Espléndido! —dijo Arsibalt. Y se volvió para mirarme.
—Es una halikaarniana secreta —dije.
—¡Exacto!
Fra Lodoghir se había percatado de lo mismo e intentaba
presentar una objeción:
—Yo diría que no puedes saber tal cosa hasta que no te
comuniques con el monstruo de ojos saltones o sus
descendientes… —Repitió luego lo que ya había dicho
antes. Corrí con la ensalada, con la esperanza de cerrarle
la boca. Sur Moyra no parecía muy impresionada con su
argumentación e Ignetha Foral empezaba a ponerse seria.
Mientras tanto, el decán de Arsibalt, que resulta que
estaba sentado junto a fra Jad, se inclinaba para
intercambiar susurros con el Milésimo. La primera vez
que le había visto me había resultado extrañamente
familiar. Sólo cuando Arsibalt me dijo su nombre
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