Page 1011 - Anatema - Neal Stephenson
P. 1011

Paphlagon  volvió  a  adoptar  la  expresión  irónica  y


          suspiró.

            —Madame  Secretaria,  estoy  intentando  encontrar  una

          forma de resumirlo para que este Mensal no se convierta


          en un subvid teorético de un año de duración.

            Y con valentía se lanzó a iniciarlos en el espacio de Hemn.

          Aprendió a mirar a sur Moyra cada vez que no encontraba


          la  forma  de  explicar  algún  concepto  abstruso.  También

          muy a menudo ella lo sacaba de un lío. Moyra ya había

          demostrado ser buena compañía. Y la vasta acumulación


          de conocimiento que ella, como lorita, tenía en la cabeza

          hacía que se le diese bien explicar las cosas; siempre podía


          recurrir a una analogía útil o una argumentación clara que

          algún fra o sur había anotado en el pasado más o menos

          distante.


            Tiraron de mi cuerda y, cuando entré en la cocina, me

          encontré a Emman Beldo en el otro extremo. El servitor de


          Zh’vaern estaba junto a la cocina, revolviendo la cazuela

          misteriosa,  y  por  tanto  Emman  y  yo,  sin  decir  palabra,

          acordamos ponernos en el otro extremo de la cocina, cerca


          de la puerta abierta del jardín.

            —¿De  qué  demonios  están  hablando?  —quiso  saber

          Emman—. ¿Estamos hablando de un viaje por la cuarta


          dimensión?

            —Oh,  está  bien  que  lo  preguntes  —dije—,  porque

          precisamente no se trata de eso… el espacio de Hemn es


          cualquier  cosa  menos  eso.  Tú  te  refieres  a  una  idea



                                                                                                        1011
   1006   1007   1008   1009   1010   1011   1012   1013   1014   1015   1016