Page 1009 - Anatema - Neal Stephenson
P. 1009

—¡Eso  es  inconcebible…  es  fantasioso!  —dijo  una  voz


          aguda con un marcado acento. No veíamos moverse los

          labios de nadie, por lo que, por eliminación, nos volvimos

          hacia el matarrhita, que en el tablón de la campanilla ponía


          que  se  llamaba  Zhʹvaern,  sin  «fra»  ni  «sur»  que  nos

          indicase su sexo. Zhʹvaern se volvió un poco en su asiento

          e hizo un gesto (por la voz supuse que era un hombre). Su


          servitor, una columna de tela negra, se acercó, tendió un

          pseudópodo y recogió su plato… para gran alivio de los

          que  estaban  sentados  a  su  lado—.  No  puedo  creer  que


          estemos  hablando  de  una  posibilidad  tan  inconcebible

          como que existan otros universos, ¡y que los Geómetras


          vengan de allí!

            En ese aspecto, Zhʹvaern parecía hablar por toda la mesa.

            Excepto por Jad.


            —Las  palabras  nos  fallan.  Sólo  hay  un  universo,  por

          definición. No es el cosmos que vemos con nuestros ojos y


          nuestros  telescopios…  Eso  no  es  más  que  un  único

          argumento, un hilo que se mueve por un espacio de Hemn

          compartido  por  muchos  otros  argumentos  además  del


          nuestro.  Cada  argumento  les  parece  a  sus  ocupantes

          conscientes  un  cosmos  individual.  Los  Geómetras

          pertenecían a otros argumentos… hasta que llegaron aquí


          y se unieron al nuestro.

            Después de dejar caer la bomba, fra Jad se excusó y se fue

          al lavabo.







                                                                                                        1009
   1004   1005   1006   1007   1008   1009   1010   1011   1012   1013   1014