Page 232 - Anatema - Neal Stephenson
P. 232

echar  un  vistazo  y  ver  cómo  andaba  todo?  Pasaba


          continuamente. Simplemente, hasta entonces no me había

          dado cuenta.

            —Estoy un poco inquieto por un suceso acaecido justo


          antes de Provenir —le dije.

            Estábamos en el prado, trabajando en nuestro segundo

          acre de mesas. Sures y fras más jóvenes correteaban tras


          nosotros,  complementando  las  mesas  con  sillas  y

          cubriéndolas de papel. Fras más sabios y de mayor edad

          tiraban de cuerdas, haciendo que una estructura de barras


          muy liviana se elevase sobre nuestras cabezas; más tarde

          soportaría un toldo. En una cocina al aire libre, en el centro


          del prado, sures de más edad intentaban asesinarnos con

          el aroma de comida que sólo se serviría al cabo de muchas

          horas.  Durante  diez  minutos  Arsibalt  y  yo  intentamos


          derrotar el mecanismo de retención de una mesa de diseño

          excesivamente  compleja:  un  suministro  militar  de  una


          guerra  mundial  del  siglo  V.  Para  soltar  las  patas  era

          preciso pulsar botones y palancas en el orden correcto. En

          la parte inferior habían metido una hoja, doblada muchas


          veces,  casi  marrón  de  tan  amarillenta,  con  las  útiles

          instrucciones  escritas  en  el  año  940  por  un  tal  fra  Bolo,

          quien había logrado abrir la mesa y quería jactarse de ello


          ante  muchas  generaciones  de  avotos  todavía  por  nacer.

          Pero  había  empleado  una  terminología  increíblemente

          abstrusa para referirse a las distintas partes de la mesa, y


          además un ratón había atacado la hoja. Cuando estábamos



                                                                                                          232
   227   228   229   230   231   232   233   234   235   236   237