Page 298 - Anatema - Neal Stephenson
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tremendamente confuso y ambiguo de recogida de datos
y toma de decisiones que los avotos Vrone habían
codificado a mano en sus proteínas. No había detalle del
sol, el suelo, el clima o el viento tan sutil como para que la
uva bibliotecaria no lo tuviese en cuenta. Nada que los
cultivadores hiciesen o dejaran de hacer pasaba
desapercibido o no tenía consecuencias en el sabor del
caldo. La uva bibliotecaria era legendaria por su habilidad
para descubrir los subterfugios de vinicultores tan
arrogantes como para creer que podían engañarla para ser
la misma uva dos temporadas seguidas. A las únicas
personas que habían comprendido realmente la uva
bibliotecaria las habían puesto contra el paredón, durante
el Segundo Saqueo, y las habían fusilado. La mayoría de
los vinicultores modernos preferían ir sobre seguro y usar
uvas de las de siempre. Desarrollar una relación fructífera
con la uva bibliotecaria era para fanáticos como fra Orolo,
que lo había convertido en su quehacer. Evidentemente,
las uvas bibliotecarias odiaban las condiciones de Sante
Edhar y todavía reaccionaban a un incidente acaecido
cincuenta años antes, cuando el predecesor de Orolo había
podado incorrectamente las vides y envenenado el suelo
con malos recuerdos codificados en feromonas. Las uvas
decidían crecer pequeñas, pálidas y amargas. Al vino
resultante había que acostumbrarse, y ni siquiera
intentábamos venderlo.
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