Page 311 - Anatema - Neal Stephenson
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eis semanas después de unirme a la orden edhariana, me
S
quedé desesperadamente atascado en un problema que
uno de los adoradores de rodillas de Orolo me había
asignado como forma de demostrarme que realmente no
comprendía qué significaba que dos hipersuperficies
fuesen tangentes. Fui a dar un paseo. Sin proponérmelo en
realidad, crucé el río helado y me interné en el bosque de
árboles de páginas que crece en la elevación que hay entre
la Puerta de Década y la Puerta de Siglo.
A pesar de todos los esfuerzos de los secuenciadores que
habían creado esos árboles, sólo una de cada diez hojas era
una buena página, adecuada para el libro típico de tamaño
cuartilla. Las taras más habituales eran pequeñez o
irregularidad, de forma que, cuando la hoja se colocaba en
el marco de corte, no daba un rectángulo. Así sucedía con
unas cuatro de cada diez hojas, más durante los años fríos
o secos, menos si la estación de crecimiento había sido
favorable. Los agujeros de los insectos o las venas gruesas
que dificultaban escribir en el dorso hacían que una hoja
fuese inservible excepto como abono. Estas taras eran
especialmente frecuentes en las hojas que crecían cerca del
suelo. La mejor producción se encontraba en las ramas
centrales, no demasiado alejadas del tronco. Los
arbotectos los habían dotado de ramas fuertes en la
sección media, fáciles de escalar para los jóvenes. Todos
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