Page 336 - Anatema - Neal Stephenson
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—Digamos diez —dijo Orolo—. Ahora, admitamos la
posibilidades de dragones a rayas de dos colores.
—Entonces tendríamos cien combinaciones —dije.
—Noventa —me corrigió Jesry—. No podemos contar
rojo/rojo y demás.
—Aceptando distintos anchos de raya, ¿podríamos llegar
a un millar de combinaciones distintas? —preguntó Orolo.
El acuerdo general fue que sí—. Ahora pasemos a los
topos. A cuadros. Combinaciones de topos, cuadros y
rayas.
—¡Cientos de miles! ¡Millones! —decían varios.
—¡Y sólo hablamos de dragones que se tiran pedos de gas
nervioso! —nos recordó Orolo—. ¿Qué hay de los lagartos,
las tortugas, los dioses…?
—¡Eh! —exclamó Jesry y echó una mirada a Arsibalt—.
Esto empieza a convertirse en el tipo de argumento que
plantearía un teor.
—¿Cómo es eso, fra Jesry? ¿Dónde radica el contenido
teorético?
—En las cifras —dijo Jesry—, es la profusión de
diferentes posibilidades.
—Explícate, por favor.
—Una vez que aceptas esos casos hipotéticos que no
tienen consistencia interna, rápidamente acabas
examinando un abanico de posibilidades que bien podría
ser infinito —dijo Jesry—. Por lo que la mente las rechaza
por ser igualmente inválidas y no se preocupa de ellas.
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