Page 461 - Anatema - Neal Stephenson
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y la mancha de luz se proyectaba en la hoja. Los ojos se me
habían adaptado a la oscuridad y veía que la mancha era
redonda. De hecho, perfectamente circular.
—¿Recuerdas el eclipse total de 3680, cuando
construimos una cámara oscura para poder verlo sin
quemarnos los ojos?
—Una caja —recordé—, con un agujerito a un extremo y
una hoja de papel al otro lado.
—Tulia y yo habíamos estado limpiando —dijo—. Nos
dimos cuenta de la luz del sol moviéndose sobre el suelo
y las paredes. Los rayos entraban a través de una vieja
abertura en lo alto del muro, por ahí. —Se retorció para
apuntar invisiblemente a la oscuridad, y de alguna forma
acabó más cerca de mí—. Creemos que la hicieron para
ventilar y que luego la cerraron porque entraban
murciélagos. La luz se colaba entre las tablas. Lo
arreglamos… casi.
—¿Ese «casi» es un bonito agujerito?
—Exacto, y pusimos la pantalla. Tenemos que
desplazarla, evidentemente, a medida que el Sol se
desplaza por el cielo.
Ala podía insertar como nadie la palabra
«evidentemente» en una frase por lo demás perfectamente
cortés. Me había pasado la mitad de la vida sintiéndome
esporádicamente molesto por esa costumbre. En este
momento, al fin, me rendí. Estaba demasiado ocupado
admirando el ingenio de Tulia y Ala. Deseé que se me
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