Page 460 - Anatema - Neal Stephenson
P. 460

una  disputa—.  Mira,  la  he  puesto  ahí  porque  está


          prohibida. Y eso entre tú y yo, ese desastre que provoqué,

          es también sobre algo prohibido.

            —No puedo creer que la hayas subido bajo las narices de


          la Inquisición.

            —Vale.  Bien,  ahora  que  lo  mencionas,  ha  sido  una

          estupidez.


            —No era la palabra que iba a emplear —dijo—. Gracias

          por traérmelas.

            —De nada.


            —Si te sientas junto a mí, te enseñaré algo que apuesto

          que no esperas —dijo.


            Y en ese momento estaba completamente seguro de que

          no  lo  decía  con  doble  sentido.  Cuando  me  senté  donde

          había  estado  Tulia,  Ala  ya  se  había  puesto  en  pie.  Al


          menos ella se podía levantar. Se acercó sigilosamente a la

          trampilla que Tulia había dejado abierta. La cerró. Luego


          se  sentó  a  mi  lado  y  apagó  su  luz.  La  oscuridad  era

          completa.  Completa  oscuridad  salvo  por  una  única

          mancha de luz blanca, como del tamaño de la palma de la


          mano de Ala, que parecía flotar en el espacio delante de

          nosotros. No creí que fuese una coincidencia; las chicas

          habían  estado  allí  sentadas  por  esa  mancha  de  luz.


          Alargué  la  mano  derecha  y  la  exploré  (la  izquierda,

          curiosamente,  había  quedado  inutilizada  y  descansaba

          alrededor  de  los  hombros  de  Ala).  Había  una  tabla


          apoyada contra la pared, con una hoja en blanco adherida,



                                                                                                          460
   455   456   457   458   459   460   461   462   463   464   465