Page 479 - Anatema - Neal Stephenson
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Nos había llevado un cuarto de hora simplemente abrirlo
sin romper las antiguas páginas, de papel de verdad
producido en una fábrica. Mirábamos el diagrama
inmenso y exquisitamente detallado de una nave espacial.
Tenía un morro cónico, como se suponía que debía tener
un cohete. Todo lo demás era extraño. En realidad no tenía
motor. En el otro extremo, donde deberían haber estado
las toberas de un motor de cohete, había un disco plano y
ancho, con aspecto de pedestal para poner de pie la nave.
Desde allí, varias columnas robustas llegaban hasta lo que
se suponía era la nave espacial propiamente dicha: los
vehículos presurizados protegidos bajo el morro.
—Amortiguadores —dijo Lio, señalando las columnas—
, pero más grandes. —Hizo que nos fijáramos en un
diminuto agujero en el centro del enorme disco trasero—.
Por ahí escupiría las bombas atómicas, una tras otra.
—Eso es lo que mi mente todavía se niega a aceptar.
—¿Has oído hablar de esos deólatras que caminan
descalzos sobre carbones encendidos para demostrar que
poseen poderes sobrenaturales? —Miró hacia el hogar.
Habíamos encendido el fuego. No nos hacía falta.
Habíamos abierto un poco unas cuantas ventanas para
que entrara la brisa con aroma a tréboles del prado. El aire
también traía canciones tristes. La mayoría de los avotos
habían quedado tan conmocionados por el Voco séxtuple
que producir música era la única opción que tenían. Los
ocupantes de aquella sala teníamos otra forma de
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