Page 481 - Anatema - Neal Stephenson
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estuviese recubierta de algo que realizase la misma
función.
—¿La misma función que la saliva? —preguntó Barb.
—Sí. El plasma de las bombas atómicas lo evapora y, al
expandirse, golpea la placa. A continuación los
amortiguadores absorben el impacto y lo convierten en un
impulso continuo, de forma que la gente del otro extremo
nota una cómoda aceleración.
—Es muy difícil imaginarse tan cerca de una explosión
atómica —dijo Tulia—. Y no sólo de una, sino de toda una
serie.
Tenía la voz áspera. Todos la teníamos así, excepto Barb.
Antes había estado hojeando el libro.
—Eran bombas especiales. Muy pequeñas —dijo,
formando un círculo con los brazos para ilustrar su
tamaño—. Estaban diseñadas para enviar mucho plasma
en una dirección, hacia la nave, en lugar de estallar hacia
todas partes.
—A mí también me parece increíble —dijo Arsibalt—,
pero voto porque descartemos nuestra incredulidad y
avancemos. Tenemos las pruebas delante de los ojos.
Aquí. —Hizo un gesto hacia el libro—. Y aquí. —Apoyó la
mano en la hoja que Ala había marcado el día anterior.
Luego pareció desolado. Creo que vio algo en mi cara, o
en la de Tulia, o en la de ambos. Para nosotros, esa hoja era
como uno de esos recuerdos de santes pretéritos que los
avotos conservan como reliquias.
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